Helen era una joven atractiva, una excelente música, tanto en el violín como en el piano, con una voz particularmente buena para cantar. El joven Edward Elgar cayó encantado.Era inevitable que Helen no se hubiera enamorado perdidamente, ella y Edward se sentían mutuamente atraídos.
Los padres de Helen no vieron con buenos ojos la relación.
En consecuencia, se tomó la decisión de enviar a Helen al Conservatorio de Leipzig para continuar sus estudios de música.
Tras un reencuentro y varios años de relación, Helen rompió su compromiso y, en un breve período de tiempo, se fue con unos parientes en Nueva Zelanda por “razones de salud” (que nunca se explicaron realmente) para nunca volver.
El corazón de Elgar se rompió en un millón de pedazos y la música se detuvo. No quería hablar con nadie. Simplemente se sentó en la Catedral, en lo alto de la galería, solo.
Dieciséis años más tarde, Elgar publicó sus Variaciones Enigma, con la penúltima variación, una pieza amorosa y sentida, durante la cual un tambor sugiere el motor de un barco de vapor, mientras un clarinete hace eco brevemente de ‘Mar calmo y viaje próspero’ de Mendelssohn.
Es una carta de amor a Helen Weaver.
(Fuente: Steve Newman en Si Edward Elgar – A Life in Music
Proponemos escuchar esa Variación nº 13 "Romanza" y además la famosa nº 9. Nimrod.
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