Una de las imágenes icónicas y más seductoras del cine sucede en De aquí a la eternidad: una pareja se besa apasionadamente en la playa mientras la espuma blanca de las olas va y viene por sus cuerpos que ruedan sobre la arena.
Dos años después de que la novela de James Jones llegara a las librerías, Fred Zinnemann estrenó, en 1953, su versión cinematográfica.
El romance adúltero entre Lancaster (sargento Warden) y Debora Kerr (esposa del capitán Dana Holmes) y la malograda vida atormentada de Clift (soldado y boxeador Prewitt) y su compañero de milicia Sinatra (Maggio), tienden a eclipsar o blanquear en la película una parte de la vida en el cuartel, abusos, corrupción, injusticias.
Sin embargo, en la película no aparecen, con evidente buen gusto, los detalles homosexuales y escabrosos de la novela.
La revista WMMagazine acaba de publica un interesante artículo, de forma especial para los amantes de aquella gran película en la que pretende profundizar en las batallas internas de sus protagonistas. VER AQUÍ
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