Fin del Imperio sueco en el Báltico
(1718)
Carlos XII, tercer monarca de la dinastía Zweibrücken, hijo y sucesor de Carlos XI, subió al trono en 1697. Fue un monarca absolutista, que ejerció el poder de manera despótica y emprendió largas y onerosas campañas militares en el exterior que terminaron por arruinar el país y pusieron fin a su hegemonía en el Báltico.Los herederos de Gustavo Vasa, el padre de la nación sueca, pusieron sus miras en el golfo de Riga ante la oportunidad que brindaba la desintegración del Estado eclesiástico medieval de la Orden de Livonia; se trataba de una atracción de índole militar y estratégica, pero sobre todo económica, ya que las ciudades alemanas de Livonia y su puerto de Riga controlaban el comercio moscovita con Occidente.
En los primeros años del siglo XVII, el tradicional enfrentamiento entre Polonia y Suecia se resolvió a favor de esta última, tras ganar la guerra el rey Gustavo Adolfo. La anexión de Livonia, territorio codiciado desde hacía ya tiempo, y de Carelia e Ingermania, hasta el lago Ladoga, arrancadas a Rusia, convirtió a Suecia en la potencia regional de la época.
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