Santa Ángela, Santa María de la Purísima y ahora el beato Torres Padilla están presentes en muchas oraciones calladas, hasta en las de quienes hace tiempo que no rezan.
Más de 8.000 personas en la Catedral, el patio de los Naranjos y la Plaza de la Virgen de los Reyes fueron testigos de cómo se certificaba lo que hace mucho tiempo ellos intuían, la bondad y fe del sacerdote nacido en La Gomera que dio el impulso a la hija del zapatero más querida de Sevilla para fundar la Institución de las Hermanas de la Cruz. "No ser, no querer ser, pisotear el yo”, una idea que el "apóstol de la caridad" transmitió a Santa Ángela y a quienes se cruzaban en su camino. (Fuente Diario de Sevilla)
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