Como bis del concierto, Valerie interpretó la Sonata para violín en do mayor, (3º movimiento), de J.S. Bach. Es una obra que requiere de una técnica y una madurez del intérprete fuera de lo normal. Cualquier fallo hace que todo se vaya al traste dado el equilibrio que posee la sonata. El violinista tiene que tocar música que a un clavecinista, con las dos manos, le produciría dolor de cabeza.
Estamos ante un monumento musical.
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