En 1805, Cherubini recibió la invitación de Viena para escribir y dirigir una ópera, Fanista, que fue recibida con entusiasmo, en particular por Haydn y Beethoven.
A su regreso de Austria, deprimido por su situación financiera, dejó la música para dedicarse a la pintura y a la botánica.
En 1808 volvió a escribir, principalmente música religiosa, pero también compuso la ópera Les Abéncerages (1813) y empezó la serie de sus cuartetos para cuerda.
En 1815 la Sociedad Filarmónica de Londres le encargó una sinfonía, una obertura y una composición para coro y orquesta, por lo que se desplazó a la capital inglesa, esto incrementó su fama internacional.
Le recordamos con su labor operística con Medea, así como con su famoso Minuetto.
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