La mayor parte de nosotros, viejos aficionados y abonados a las temporadas de la ROSS desde su fundación, hemos ido desencantándonos poco a poco, hasta darnos de baja, influenciados sin duda en algunos casos, por las reclamaciones de sus músicos con huelgas, cuya legalidad no ponemos en duda, que más han resultado finalmente un castigo a los aficionados que reivindicaciones que nunca han sido atendidas por las Administraciones.
Lógicamente, desde la imparcialidad de esta publicación creemos oportuno no entrar en ese debate y sobre el que, evidentemente, no tenemos información de primera mano, o no podemos utilizar la que nos pudiera habernos sido confiada, aunque sí podemos decir que conocemos orquestas compuestas por unos 50 profesores en plantilla, que, en cuanto a calidad y resultados, nada tiene que envidiar a la ROSS y que incluso disfrutamos con la OSC.
Frente a tantos paños calientes y apoyos coyunturales, ayer dos de nuestros críticos musicales han puesto el dedo finalmente en esa llaga que no cura y que lo que habrá que hacer es intervenir para encontrar la solución al problema, si es que existe, tanto el problema como la solución.
Nos vamos a referir a la publicada por un crítico al que respetamos y dado constantes pruebas de imparcialidad como es Andrés Moreno Mengibar (a quien felicitamos) en Diario de Sevilla, que se puede leer AQUÍ, tomando datos de una anterior de Pablo J. Vayón, y de la que destacamos frases como éstas.
La ROSS arrastra desde sus primeros momentos un problema estructural grave que nunca ha sido solventado: su sobredimensionamiento. Crear una orquesta de 96 músicos fue una insensatez desde su primer día de existencia.Porque, ¿para qué tantos músicos fijos si son contadas las ocasiones en que se sientan a la vez en un mismo concierto? Valga un simple dato muy reciente: para las representaciones de Le nozze di Figaro del pasado mes de diciembre se programó una plantilla de 37 músicos. Pues bien, hubo que contratar músicos extra porque entre turnos y permisos no había manera de completar la orquesta con los más de cincuenta músicos restantes.
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