No sabemos si habrá sido casualidad de programación, o algo muy meditado, pero tanto esta temporada como la anterior, el Día de San Valentín, o vísperas, el Teatro de la Maestranza ha ofrecido dos verdaderos regalos en forma de recital , y si el pasado año, fue la soprano Berna Perles junto al barítono Carlos Álvarez, quienes pararon los pulsos de Sevilla, ayer fue la granadina Mariola Cantarero junto al tenor jerezano Ismael Jordi.
En este último caso, se conmemoraba además el 20º aniversario de sus debut en una Traviata que todos los aficionados recordamos en nuestro Maestranza, quien a su vez está inmerso en su 30º Aniversario.
Son muchas las críticas explosivas publicadas sobre esta actuación de ayer, pero nos quedamos con lo que nuestra compañera de La Décima, Emilia Matute quien nos indica que ha sido de los momentos más emotivos vividos en el Maestranza, y eso en la voz de Emilia tiene un peso definitivo, y a quien también se cita en la crítica de El correo de Andalucía, como aficionada fiel al Maestranza desde su inauguración, y en quien el crítico particularmente no dejó de pensar como inmejorable representante de ese nutrido colectivo krausista del teatro, al escuchar la voz de Ismael.
Nuestras felicitaciones al Teatro y a todos quienes no les afectó los confinamientos perimetrales y pudieron asistir a este recital tan especial y esperado.
No obstante, en nota aparte, y por diversas circunstancias, queremos centrarnos en la actuación de Mariola.
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