viernes, 30 de agosto de 2019

ELENA REPORTÁNDOSE DESDE PECHÓN

Nota que nos remite nuestra compañera Elena.


Hace unos días, y aprovechando un sol radiante, modifiqué mi itinerario habitual de mis paseos matinales  para pasar por los prados que rodean mi pueblín, y donde las vacas pastan con una felicidad tal, que por fuerza de ahí tiene que surgir una excelente leche.
He pensado en esos niños de ciudad, que piensan que la leche y el queso salen del frigorífico o en su defecto de Carrefour o Mercadona, hasta el punto que hay que llevarlos a una Granja Escuela para que aprendan unos conceptos mínimos,  así como de la suerte que tenemos quienes hemos vivido nuestra infancia en contacto con la naturaleza.
Por lo que a mí respecta, desde el momento del nacimiento de mis nietos, tengo muy claro que deben conocer cuales son sus raíces e intentar que las amen con la misma intensidad que yo lo hago, con mis largos paréntesis en Sevilla, que solo vienen a ratificar y engrandecer la pasión por mi Tierra.
Si a ello le añado la suerte de vivir habitualmente en una ciudad tan bella como la capital Hispalense. ¿Que más se puede pedir?

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