jueves, 13 de junio de 2024

MESA REDONDA EN TORNO A: NABUCCO


No cabe duda que Nabucco es una ópera que concita mucho interés en todos los aficionados, e incluso quienes no lo son son pero que, conociendo tan solo el famoso Coro de los Esclavos Hebreos ya es un incondicional, como quedó demostrado en la Mesa Redonda, organizada por la ASAO y el teatro de la Maestranza, con la presencia del director musical Sergio Alapont, y con aforo completo en la Sala de Prensa.


No obstante, Nabucco es mucho más que ese brillante Coro, convertido en un verdadero símbolo, como quedo expuesto y desmenuzado, primero con la exposición minuciosa del poeta Juan Amillar para pasar al director musical, el maestro Sergio Alapont, quien la dirigió recientemente en Teatro Real de Madrid, y que mostró su entusiasmo con Verdi, al considerarlo el mejor compositor italiano de la historia, y no solo de ópera.


El maestro, junto a aspectos detallados de la infancia y juventud de Verdi, lejos de la imagen que tenemos de un Verdi triunfante en su etapa adulta, y que conocemos los aficionados, nos dejó verdaderas "Perlas" relativas a la producción, tras mostrarse contrario a esos cantantes y directores que ceden ante ello, empeñados en poner notas agudas cuando no existen en la partitura, para lucimiento personal, alabando  el respeto de Toscanini y Muti en la actualidad.


Nos habló del excelente reparto, con María José Siri en una Abigaille realmente impresionante, del barítono Juan Jesús Rodriguez, destacando además su capacidad como actor, de Simón Orfila y de algo que a nosotros nos hace especial ilusión, Carmen Buendía, ganadora del Certamen de la ASAO, hace dos ediciones en un papel con apenas importancia pero que ella asume con verdadera bravura sin que ello le importe,  en alguien que, no olvidemos, hará Aida en el Campoamor la próxima temporada.

BRAVO POR NUESTRA AMIGA CARMEN BUENDÍA 

Y dejamos para el final, tal como él hizo, una crítica velada (o no) a la producción, como es el hecho de que se haya incluido un pasaje musical de apenas dos minutos y compuesto para la ocasión, ante la decisión de la directora de escena de dar (según su criterio) más brillantez en un momento del final, remedando así al propio Verdi. Algo que él hará con todo su interés pero que no comparte,  y que suponemos lógico, en alguien que entiende que hay que acercarse a Verdi con verdadera sacralidad.

A destacar la impecable y exquisita intervención del moderador,  el maestro Curro Soriano. 

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