MENDELSSON TRIO PARA PIANO NÚMERO 1

No hay nada en el curriculum vitae de Felix Mendelssohn que muestre siquiera toques de angustia romántica. Y, tristemente (por así decirlo), que muriera joven, muy joven (a los 38 años, después de una serie de pequeños golpes), no le proporcionó ninguna de las ventajas que la posteridad ha concedido  a los mayores abandonados prematuramente, Mozart y Schubert. 

Otros obstáculos para la inmortalidad de alto nivel: estaba felizmente casado y, lo peor de todo, nació rico.

Mendelssohn sería eventualmente expulsado del panteón de los compositores por no ser "profundo"

En una revisión de 1840 del Trío D-menor Piano de Mendelssohn, Robert Schumann comparó a su contemporáneo con los grandes del pasado.

 "La tormenta de los últimos años está finalmente comenzando a amainar, y debemos admitir que ha arrastrado varias perlas a la orilla", escribió Schumann. "Mendelssohn, como uno de los muchos hijos de esta época, debe haber tenido que luchar y escuchar a menudo la insípida declaración de algunos críticos ignorantes de que 'la verdadera edad de oro de la música ha quedado atrás' - aunque probablemente le afectó menos - y se ha distinguido tanto que bien podemos decir: Es el Mozart del siglo XIX, el más brillante de los músicos, el que más claramente percibe las contradicciones de la época, y el primero en reconciliarlas".

El Trío en Re menor comienza con una grandiosa y dolorosa melodía, anunciada por el violonchelo, que conduce al segundo tema del violín en La mayor, todo el movimiento se desarrolla en lo que parece un único y amplio lapso melódico.

Y en esta interpretación se han juntado tres de los más grandes intérpretes de la actualidad. Martha Argerich, Mischa Maisky y Janine Jensen.