Llegó a decir de ella que era uno de los "pecados de mi vejez".
La Pequeña Misa Solemne de Rossini, es una “Mezcla de estilos (Palestrina, Bach, ópera rossiniana), reducción de la instrumentación al mínimo estricto, profundidad expresiva, diversidades múltiples, pero control de las formas y equilibrio de la estructura, ligereza de las melodías, luz alegre del estilo ‘escolar’ de la música sacra”, lo que convierten a esta obra en una de los legados más singulares del repertorio coral.
Marc añade que “En un atrevido eclecticismo, alternan coros religiosos, bel canto, piano romántico, estilo fugaz, armonía cromática, todo ello intercalado con innumerables descubrimientos. Aquí un acento punzante, allá un motivo singular o una modulación inesperada.
La inspiración melódica sigue siendo abundante en el compositor de El Barbero.
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