domingo, 26 de mayo de 2024

HABLEMOS DE LA VIOLA, DE ISABEL Y DE LAURA

 La viola es ese instrumento, similar a un violín si bien algo más grande, que se encuentra en la formación orquestal, casi disimulado entre los violines primeros y segundos, y chelos y su sonido se encuentra entre esos dos otros instrumentos de cuerda frotada.

Históricamente se ha considerado a la viola como un instrumento inferior al violín, y de hecho, siempre se le ha considerado como un instrumento para acompañamiento pero no como solista

Se considera que la primera obra de concierto para viola es el Concierto para viola en sol mayor de Georg Philipp Telemann, compuesto aproximadamente en 1715.
La primera obra en la que la viola tiene un rol protagónico junto a otro instrumento es la Sinfonía concertante de Mozart, en el que un violín y una viola son solistas; sin embargo, Mozart recomienda que el violista afine su instrumento un semitono más alto de lo normal, para tener mayor brillantez.
Berlioz describe a la viola con estas palabras: De todos los instrumentos de la orquesta, aquel cuyas excelentes cualidades han sido poco conocidas, es la viola. Es tan ágil como el violín, el sonido de estas cuerdas bajas tiene un mordisco particular, sus notas altas brillan con su acento tristemente apasionado, y su timbre general, de profunda melancolía, se diferencia del de otros instrumentos de arco.
La viola no comenzó a ser tomada en serio como instrumento solista hasta el siglo XX, y queremos escucharla en los dedos de una virtuosa como Isabel Villanueva, a quien algunos de nosotros tuvimos la fortuna de escuchar hace unos años en un concierto de ProMúsica Águilas, junto a otra virtuosa al violín, Laura Rodriguez.
Y por otra parte, a la propia Isabel, sin los filtros recomendados por el propio Mozart.

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