Su legado musical abarca, cronológicamente, desde el Clasicismo hasta los inicios del Romanticismo.
Es considerado uno de los compositores más importantes de la historia de la música y su legado ha influido de forma decisiva en la evolución posterior de este arte.
Y como a este Genio no lo podemos citar solo hoy, en esta efemérides, le dedicaremos algunos capítulos, a modo de resumen insuficiente de su gran obra, tomando como referencia las exposiciones de nuestro profesor, el maestro Alberto Álvarez Calero.
Tres periodos en la obra de Beethoven.
Periodo clásico (1790-1802): antes del
testamento de Heiligenstadt, incluyendo sus dos
primeras sinfonías, o su Sonata para piano nº 8,
“Patética”.
Periodo medio (1803-1814): en la que están sus
sinfonías de la 3ª a la 8ª, y obras como la Sonata
para piano nº 26, “Los Adioses”, o la ópera Fidelio.
Periodo tardío (1814-1827): como su Sinfonía nº
9, su Missa Solemnis, o sus Variaciones Diabelli, o
la Gran Fuga, para cuarteto de cuerda.
En las Sonatas, se desarrolla las asombrosas capacidad de improvisación
del compositor. •Este ciclo de 32 sonatas para piano es el más complejo y extenso dentro de
la literatura para ese instrumento.
•Con el piano se aleja muy pronto de la galantería del siglo XVIII, y opta por
unificar términos extremos: tanto la tragedia como la comedia; tanto tiempos
lentísimos como otros extremadamente rápidos.
La Sonata nº 8 “Patética”, está dedicada a su amigo
el príncipe Lichnowsky. Es una pieza importante en la carrera
de Beethoven, con la cual acrecentó su fama.
La tensión del primer movimiento no se había dado nunca
antes en la literatura pianística. Es la primera vez que un tema
introductorio lento aparece en varias ocasiones durante el
primer movimiento Allegro.
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