sábado, 20 de enero de 2024

Y EN ÁGUILAS, LA MÚSICA SONÓ DONDE DIOS MANDA Y EL PUEBLO QUIERE


En nuestra última reseña de un concierto en Águilas, hablábamos de él como el "más triste de nuestra vida", ya que en aquellos momentos, los aficionados aguileños se veían abocados al exilio. Por tanto, y tras las obligadas concesiones a los Strauss con sus valses, polkas y marchas, ayer fue el primer concierto en que alejamos nuestros fantasmas y volvimos a sentarnos en nuestras localidades en el Auditorio ubicado en el Bol de la Virgencica, y eso nos hizo pensar en el milagro de que la Música Culta volviera donde Dios manda.


Fueron muchos sentimientos encontrados mientras escuchábamos otro de los grandes programas que nos regala ProMúsica Águilas, puesto que no es fácil encontrarse juntas, dos obras tan densas, la primera de ellas con esa formidable orquestación de Hector Berlioz, y su Sinfonía o Poema Sinfónico Harold en Italia, donde la viola se convierte en el verdadero centro de la orquesta, pues no en balde su origen se remota al encargo de Paganini, que deseaba una partitura para lucirse con su viola Stradivivarius y, 


claro está, para ello se precisa un intérprete como quien es desde hace años profesor en la Filarmónica de Berlín, desde que fue seleccionado por Sir Simon Rattle, el murciano Joaquín Riquelme, quien además nos ofreció una propina para soñar.
Ese Cisne de El Carnaval de los Animales, que en la versión para Arpa y Viola nos hizo elevarnos aún más hasta donde la Música es capaz de hacerlo.




Y continuó el éxtasis con una magnífica interpretación de la Septima de Beethoven que nos hizo fantasear con su espíritu Heróico (que no Eroico de la tercera), puesto que heroico resultaba volver a escuchar la Música donde los aguileños "de bien" queremos y que nos querían arrebatar.


En definitiva, un gran Concierto, otro acierto de ProMúsica Águilas, una Orquesta que los murcianos adoramos, y que está aprovechando la ausencia de nuestra querida Virginia para traernos y conocer batutas invitadas, como ayer, con el maestro Perry So, director titutal de la Sinfónica de Navarra, y antes de ello, asistente en orquestas tan prestigiosas como las Filarmónicas de Hong Kong y Los Ángeles.


¿Qué más se puede pedir?. Pues que continúe la sintonia entre ProMúsica Águilas y los políticos, actualmente en el poder,  ausentes ayer una vez más por "problemas de agenda", y que evidentemente la música queda relegada, aunque tampoco se les echa en falta demasiado, por parte de quienes acudimos allí solo a la llamada de la GRAN MÚSICA y no a hacerse la foto.

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