En el 406, los suevos, vándalos y alanos cruzaron el Rin, aprovechando el caos del Imperio Romano.
Los vándalos, por ejemplo, se convirtieron en una entidad política importante en la región, y su presencia dio lugar al nombre "Vandalucia" que posteriormente pasó a ser “Andalucía”.
La presencia de estos pueblos bárbaros contribuyó al declive del Imperio Romano en la región y sentó las bases para el surgimiento del Reino Visigodo.
Este período de la historia es un ejemplo clave de cómo las tribus germánicas y el Imperio Romano a menudo negociaban y colaboraban, en lugar de estar en constante conflicto.
A pesar de los desafíos, estos pueblos lograron coexistir y adaptarse a nuevas circunstancias, dando forma a la historia de Hispania.
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