En la costa vasca, entre Bakio y Bermeo, se alza San Juan de Gaztelugatxe, un islote transformado en península por el ser humano a través de un puente de piedra, construido sobre las rocas que quedaron entre la isla y la península, y una escalinata de 241 peldaños que llevan a una ermita en lo más alto.
Es un entorno protegido de gran valor ecológico con una peculiar fauna y flora que reserva un tesoro bajo sus trasparentes aguas, un paraíso de algas, peces y moluscos.
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