Durante su vida tuvo gran fama, pero, al menos en Francia, cesó con su muerte. Perduró, sin embargo, en Alemania, gracias al interés que Johann Sebastian Bach mostró por su música. Parece ser que los dos compositores intercambiaron cartas, pero esta correspondencia se ha perdido.
Influyó en la música para piano de Johannes Brahms, quien interpretó la música de Couperin en público y contribuyó a la primera edición completa de las Pièces de clavecin, realizada por Friedrich Chrysander en la década de 1880. Richard Strauss orquestó algunas de las piezas para clavicémbalo. Maurice Ravel le homenajeó en Le Tombeau de Couperin y sobre esa tumba es con lo que hoy recordamos y homenajeamos a Couperin.
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