Acabamos de leer la crítica que el profesor Andrés Moreno Mengibar ha escrito y publicado en Diario de Sevilla (cuya lectura recomendamos) sobre la que tuvo que ser una soberbia actuación de Sarah Connolly en el Espacio Turina, y a la que dedica el título de Un Canto fuera del Mundo, y frases como estas.
Ante tanta belleza todo se detiene, todo lo que nos envuelve carece de sentido, pierde importancia, cae en el olvido, se difumina como efímero humo de pajas. Sólo podemos concentrarnos en la increíble profundidad de los versos de los textos de Friedrich Rückert y en la apabullante fuerza expresiva con la que Mahler se adentra en ellos para volverlos sonidos y melodías que con unas pocas notas y unos silencios que cortan el aire ahondan en lo más recóndito de nuestro corazón.
Una voz densa, tornasolada, de colores sombreados, de emisión clara y de una articulación medida hasta el mínimo detalle. el tiempo detenido, el canto flotando sobre nosotros, los silencios hiriendo como puñales, el piano dejando colgadas las notas con delicadeza infinita.
Imposible respirar hasta pasados unos segundos tras extinguirse el recuerdo de la voz.
Y hemos pensado que no podemos hacer menos por nuestra parte que dedicar una nota a esta cantante que produjo tan profundas sensaciones en el crítico.
Sarah Connolly es una Mezzo, destacada interprete tanto de música barroca como contemporánea
Durante cinco años fue miembro de los BBC Singers donde cantó jazz.
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