A «La Môme Piaf», (El pequeño gorrión de París) así llamada en sus inicios, se le deben numerosas canciones del repertorio francófono como «La vie en rose», «Non, je ne regrette rien», «Hymne à l'amour», «Mon légionnaire», «La Foule» o «Milord», conocidas mundialmente.
Personalidad destacada, Piaf inspiró a numerosos compositores y fue la mentora de jóvenes artistas que alcanzaron fama internacional.
Édith Piaf también destacó como actriz de cine y teatro, participando en numerosas películas y obras de teatro a lo largo de su carrera artística.
Su consagración llegó tras la Segunda Guerra Mundial, cuando se convirtió en la musa de poetas e intelectuales del París existencialista y se ganó la admiración incondicional del público. Un letrista conocido como Raymond Asso, que era su amante, la ayudó a sobreponerse. Edith Piaf remontó el vuelo y volvió a los grandes escenarios de Francia, de Europa y de América. Se hizo amiga de la actriz Marlene Dietrich y se convirtió en la gran dama de la canción francesa, ayudando a talentos emergentes como Charles Aznavour, Georges Moustaki, Yves Montand o Gilbert Bécaud, y relacionándose con intelectuales como Jean Cocteau.
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