Tuvo un modesto debut en los café-concierto del barrio parisino de Ménilmontant a finales del siglo XIX. Cuando en 1914 estalló la Primera Guerra Mundial, Chevalier se enroló durante su servicio militar.
Ya en la línea del frente, donde le alcanzó la metralla en la espalda en las primeras semanas de combate y fue hecho prisionero de guerra en Alemania durante dos años.
En 1916 fue liberado gracias a la intervención del rey Alfonso XIII de España y su Oficina Pro Cautivos.
Después de la guerra, Mistinguett lo descubrió y lo convirtió en su partenaire. A partir de entonces personificó la figura del dandi frívolo que habla con un acento suburbial, el que consigue mantener aun cuando habla inglés a la perfección.
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