Se dice que fue "descubierto" hacia 1816 por Mateo Jiménez, el director del coro de infantes de la Catedral de Pamplona, quien paseando junto al puente viejo de Burlada vio a un grupo de niños bañándose en el río Arga y se acercó a hablar con ellos. Jiménez vio no solo que Eslava era un chico vivo e inteligente que ya sabía leer y escribir, sino que además contaba con una prodigiosa voz, que le demostró cantando una jota.
El núcleo de su obra está compuesto por 140 composiciones de música sacra entre las que hay ocho Misas, Oficio de difuntos, Te Deum, varios motetes, catorce Lamentaciones, tres Stabat Mater y seis Salve Regina.
Algunas de sus obras más conocidas son El Miserere de Sevilla y el Miserere de Jerez que aún se interpretan anualmente el Sábado de Pasión, y el Miserere para la S.I. Catedral de Baeza, que se interpreta el Martes Santo. En Sevilla, casi siempre con intriga.
Pero, con todo ello, para quien redacta esta nota, el nombre de Hilarión Eslava, siempre estará asociado a su infancia, cuando en su Águilas natal y con tal solo 4-5 años comenzó el estudio del solfeo con el método de Don Hilarión. Alguien que quiso ser una estrella de la música, desde Mozart al Rock and Roll, y la vida le llevó por otros derroteros.
En el presente vídeo, podemos además disfrutar de dos grandes voces, el tenor Arturo Garralón, a quien conocimos hace ya algunos años en aquellas veladas en Sevilla de Ópera, y el barítono Andres del Pino, del que disfrutamos recientemente con una espléndida intervención en Carmina Burana en Águilas.
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