A la edad de diez años, Billie fue enviada a una escuela católica, tras haber admitido ser violada.
Una vez en Nueva York, además de ayudar a su madre con sus trabajos de ayuda doméstica, Billie comenzó a ejercer la prostitución.
Holiday tuvo un problema de adicción a las drogas psicoactivas durante casi toda su vida. Fumaba marihuana desde los doce o trece años de edad. Sin embargo, fue la heroína la droga que la destruyó. Cuando Holiday presentó una canción en contra de los linchamientos, «Strange Fruit» («los árboles sureños cargan extrañas frutas») le dio un puesto destacado no sólo en la historia de la música, sino también en la de Estados Unidos.
Fue arrestada por posesión de heroína y estuvo ocho meses en prisión. Su tarjeta para trabajar en los clubs de Nueva York (la New York City cabaret card) fue revocada, lo que imposibilitó su trabajo en clubs durante los últimos doce años de su vida.
Posteriormente fue víctima de una estafa sobre sus ganancias y murió con tan solo 0.70 dólares en el banco y 750 dólares en efectivo.
Billie Holiday permaneció bajo custodia policial hasta su muerte por cirrosis hepática.
A pesar de todo ello, Billie fue capaz de dejarnos maravillas como estas.
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