domingo, 28 de mayo de 2023

NO TODO ESTÁ MAL EN EL MUNDO. HAY COSAS QUE ESTÁN BIEN.

EL BIEN NO SE DETIENE 
A la hora en que lees este artículo, en todos los rincones del mundo hay millones de personas haciendo el bien. 
Hay un padre velando de madrugada la fiebre de su hijo. 
Hay una chica escribiendo a su novio que lo quiere. 
Hay un profesor dejándose la vida por instruir a sus alumnos. 
Hay un soldado dando de beber al enemigo que acaba de capturar. 
Hay un chaval llevando las bolsas de la compra a una anciana del edificio. 
Hay un hombre arriesgándolo todo por decir la verdad. 
Hay un patriota tratando de unir su nación. 
Hay un yonki cruzando con su petate el umbral de un centro de rehabilitación. 
Hay un empresario donando aparatos carísimos a un hospital infantil. 
Y hay un grupo grabando el disco que llenará el pecho de fuerza a quien no las tiene.

El mundo no ha reventado de sobrepoblación, como decían ayer. No estaba la vida humana tan mal diseñada como para que fuera necesario prohibir la descendencia. No solo era inmoral, sino que era innecesario el aborto. Hoy Occidente se rasga las vestiduras pensando que los malthusianos estaban equivocados, y busca en las entretelas de la política la manera de solucionar el invierno demográfico que parece no tener final. En los primeros 15 años del presente siglo, el número de personas que pasan hambre en el mundo disminuyó en más de 100 millones, y en más de 200 millones desde 1990. 
Es una gran noticia. ¿Cooperación? ¿Solidaridad? Quizá. Pero es más que probable que el desarrollo tenga algo que ver en todo esto.
Especialmente para quienes queremos ver el lago bueno de las cosas, recomendamos la lectura del artículo que publica la revista Centinela, aunque estamos seguros que los pesimistas también podrían encontrar motivos para sus pensamientos. 
Quizás, como apunta Mahler en el movimiento final de su Sinfonía nº 2. Hay que morir para resucitar.

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