Fauré es considerado uno de los compositores franceses más destacados de su generación y su estilo musical influyó a muchos compositores del siglo XX.
Entre sus obras más conocidas destacan la Pavana, el Réquiem, los nocturnos para piano y las canciones «Après un rêve» y «Clair de lune».
Pero queremos pararnos un poco sobre la Pavana, composición para orquesta partiendo de una pequeña pieza para piano, y la dedicó a la sofisticada Condesa Greffulhe, quien mantenía la tradición de los salones del París del siglo XVIII.
Lo auténticamente moderno fue ofrecer la actividad cultural de su círculo elitista a un público general; en 1890, con todos los grandes compositores del momento, promovió la Sociedad de Grandes Audiciones Musicales de Francia para alentar a los músicos franceses y garantizar la interpretación de sus obras ante un amplio público.
Orquesta y coro invisibles, mimo, danza y simbolismo
Tanto la versión orquestal de la Pavana como la versión para orquesta y coro se estrenaron en noviembre de 1888, y tres años más tarde la Condesa volvió a programarla en la Isla del Bois de Boulogne con una nueva interpretación que atendía a todos los deseos de Fauré: orquesta y coro invisibles para el público, mimo y danza.
Incluso el pianista Bill Evans hizo una memorable versión para Jazz.
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