Los restos databan de hace 29.000 años y fueron encontrados en el valle de Lapedo, en Portugal.
El niño tenía rasgos humanos y neandertales. La barbilla y la parte inferior de los brazos correspondían con un humano moderno, pero la mandíbula y la constitución eran de un neandertal.
Los investigadores creen que la anatomía del niño evidencia el apareamiento entre ambos.
Pero, ¿cuál es la historia detrás este fascinante hallazgo y qué implicó para la ciencia?
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