VIRGINIA MARTINEZ. LA BATUTA QUE NOS MEJORA.

Virginia Martinez. Foto de Javier Lorente (La Opinion)

Llevamos años hablando de Virginia Martinez, directora de la OSRM y que podemos ver y escuchar en los conciertos de ProMúsica Águilas, que dirige desde Águilas, donde algunos componentes de La Décima nos desplazamos con frecuencia.

Virginia es una directora que procede de la escuela vienesa, donde fraguó su carrera a lo largo de cuatro años alejada de su tierra murciana, y desde donde la reclaman con regularidad para dirigir formaciones en aquella ciudad.

Pero es que además se da la circunstancia de que Virginia ha conseguido ser profeta en su tierra desde donde lleva una carrera meteórica de forma que ya en la presente temporada tendrá que asumir compromisos dirigiendo a otras orquestas españolas y Europeas, al tiempo que lleva adelante su ilusionante proyecto solidario "Brass for Africa" con niños surgidos de escuelas en aquel continente.

Desconocemos si nos queda mucho tiempo para seguir escuchándola con continuidad, al frente de la OSRM, en Águilas y Murcia así como Cartagena o su carrera la llevará definitivamente a otros escenarios, sin desvincularse de su querida formación, pero CARPE DIEM y disfrutemos de su Música, cuya primer cita debería ser dentro de la temporada de ProMúsica Águilas, el 28 de Octubre con un atractivo programa que incluye a Manos Kitsikopoulos, con el Concierto para piano nº 4 de Beethoven, ganador del Certamen Internacional de Clamo Music y triunfador en los Conciertos del Castillo de Águilas el pasado plenilunio de Agosto, así como al clarinetista Angel López Soler con la Rapsodia de Debussy y El Pajaro de Fuego de Stravinski.

Como resumen de la carrera de Virginia, sugerimos leer la reciente entrevista concedida al diario La Opinión, donde dice cosas, que compartimos, como estas y terminamos con la propia exclamación del periodista: DIVINA. LEER AQUÍ

«Si todo el mundo supiera música tendríamos una humanidad mejor y un planeta con futuro. Pero la música hace una gran labor, que a veces no se nota, la música nos hace mejores y nos cura, literalmente. Yo creo que el rato que nuestra orquesta hace pasar a la gente, olvidándose de los males del mundo, incluida la guerra y la emergencia climática, al final, también contribuye a no perder la cabeza, a querer seguir viviendo y colaborar en las soluciones»