jueves, 24 de marzo de 2022

MARTINA FRANCA, UN EJEMPLO A SEGUIR

HÁGASE LA LUZ

“Hay que reavivar la luz con que vemos el mundo después de dos años de trastorno”
(Alberto Triola)



Martina Franca es una pequeña ciudad de 50.000 habitantes, situada en el sureste de Italia, perteneciente a la provincia de Tarento, en el talón de la península,  y que a pesar de tener grandes atractivos turísticos por sí sola, con murallas  barrocas que dan paso a estrechas callejuelas donde aparecen como por arte de magia, el Palacio Ducal del siglo XVII, el Teatro Verdi,  más de 16 iglesias y 20 palacios, con verdadero interés artístico, en el año 1975 decidieron apostar además por otro tipo de atractivo turístico, a través de la creación de un Festival de Ópera, que este año cumple su 48 edición y que tiene lugar entre Julio y Agosto, fruto del trabajo y entusiasmo de un grupo de aficionados, que encontraron inmediata respuesta en su alcalde y superintendente.


Este Festival, con el paso de los años,  convierte a Martina en un hervidero de aficionados, para ver esas producciones operísticas que no suelen tener cabida en las circuitos de los grandes teatros del mundo que no prestan atención a algunas "piezas raras dotadas de gran belleza" y que su nuevo director artístico Sebastian F. Schwarz nos ha adelantado que en este año serán 

Crimen y castigo (1926) de Arrigo Pedrollo ,  Beatrice di Tenda (1833) de Bellini e Il Xerse de Cavalli , así como el estreno mundial Italian Opera de Nicolás Campogrande (2010).

El maestro Sebastian Schwarz, en el centro de la imagen.

El maestro Schwarz, en recientes conversaciones personales,  nos ha transmitido su sentimiento de que solamente en Italia se han compuesto más de 40.000 óperas, y son tal solo unas 30 las que se repiten continuamente, algo contra lo que él quiere luchar desde su nuevo cargo, y siguiendo la tradición del Festival.

El presupuesto del Festival es de aproximadamente  € 1.100.000.-  de los que € 400.000.- se dedica al caché de los artistas y hasta ahora nunca han conseguido la aportación del Ministerio de Cultura de un millón de euros que destinan a otros festivales de grandes ciudades, y tampoco pueden contar con grandes patrocinadores, que habitualmente están en el norte del pais y no forman parte de esta zona de Italia.

En estos momentos, queremos rendir nuestro homenaje a aquel alcalde Franco Punzi y al superintendente Paolo Grassi por su decidida apuesta y visión de futuro.

Toda esta situación nos hace pensar en lugares similares en España que apuestan por otro tipo de atractivo turístico-cultural, y Martina Franca nos produce una sana envidia.

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