Diferentes compositores le han puesto música: los más conocidos son Mozart y Gounod.
Se solía cantar en la misa, durante la consagración, más precisamente en el momento de la elevación de la hostia.
El título del himno significa Salve, verdadero cuerpo, aludiendo a la creencia católica en la transubstanciación.
Se trata de una meditación acerca de la presencia real de Jesucristo en la eucaristía y el poder redentor del sufrimiento.
Por tanto hoy, día en que celebramos la RESURRECCIÓN de Jesús, es un magnífico día para reflexionar en el trasfondo de ese mensaje y nada mejor que en el impresionante marco de La Fenice, solo con la Orquesta a un lado, y en nuestra soledad como PÚBLICO, junto con nuestra meditación.
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