Aún siendo una Historia muy conocida, es importante que de tarde en tarde, paremos un poco y reflexionemos en este Cuento, que es una verdadera lección de vida.
En La Décima, todos deberíamos recordar y que nunca olvidemos lo que somos, de donde venimos y nuestras ansias y anhelos para cuando pasen estos duros momentos, para lo que contamos y en Él confiamos con el Cristo de la Providencia, como el que tenemos en la Iglesia de Santa Catalina.
Seguro que El Cristo de la Providencia, nos lo concederá y, volveremos a ser lo que fuimos. Como ya dije en otro momento.Un abrazo de todos.
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