lunes, 3 de agosto de 2020

UNA VUELTA DE TUERCA A LAS CUATRO ESTACIONES

Somos partidarios de que, de forma general, no hay que tocar la belleza  original, y tal como dijo Juan Ramón Jimenez: No la toques más, que así es la Rosa.
Pero también hemos de reconocer y amamos excepciones, como la música de Bach y Vivaldi reintepretada por Jacques Luisier, bella sin perder su esencia.
También esa Pavana inmortal de Fauré, convertida en un icono del mundo del Jazz.
Y así podríamos continuar con otros muchos ejemplos.
Nosotros somos de la opinión de que para la Música solo hay dos divisiones: BUENA Y MALA, olvidando lo de Culta, Clásica etc. etc.
Por supuesto, a nosotros nos gusta solo la BUENA.
A veces, hay que romper con la familiaridad casi diaria de ciertas interpretaciones, usadas hasta la saciedad en el mundo comercial de los anuncios, y darle otro nuevo enfoque que nos haga amarla de nuevo, de otra Forma, como la persona Amada nos puede sorprender en la vida cotidiana con un nuevo matiz, dentro del constante Amor.
Algo así es lo que sentimos al escuchar las Cuatro Estaciones de Vivaldo, recompuestas por el Músico Max Richter y cuya decisión personal dejamos a criterio del lector y oyente que acepte nuestra propuesta.

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