Fue niño del coro de la Catedral de Pamplona, donde aprendió solfeo.
Durante su estancia como maestro de capilla en Sevilla se vio privado de parte de las rentas que le correspondían a raíz de los decretos de desamortización del gobierno.
Viendo reducido sensiblemente su salario se vio obligado a ampliar su actividad como músico y comenzó a componer óperas.
Algunas de sus obras más conocidas son El Miserere de Sevilla y el Miserere de Jerez que aún se interpretan anualmente el Sábado de Pasión, y el Miserere para la S.I. Catedral de Baeza, que se interpreta el Martes Santo.
A título personal de quien redacta esta nota, su figura está vinculada a mi infancia, cuando estudiaba música en el Patronato Musical de Águilas, donde se utilizaba el Metodo de Don Hilarión.
Desconocemos si actualmente existen otros métodos o se sigue utilizando para la enseñanza.
Ofrecemos el Miserere de Sevilla desde nuestra catedral, dirigido por nuestro admirado y querido amigo el maestro sanluqueño Juan Rodriguez Romero, de quien recordamos con motivo de su jubilación una Misa Nelson, de Haydn, realmente memorable, al frente de la OSC.
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