Hay partituras musicales que nosotros estamos plenamente convencidos de que la única explicación posible ante tanta belleza , es que hayan sido creadas por el propio Dios, valiéndose de intermediación humana de genios como Bach, Mozart, Beethoven, Brahms, Verdi, Puccini y otros muchos (no demasiados).
Hay músicos que han sabido entender eso y así podemos poner como ejemplo a quien quizás haya sido el mejor violonchelista de la historia:
A Mstislav Rostropovich le producía tanto respecto las suites de Bach, que siempre que le preguntaban como no había interpretado la Integral de las Suites para violonchelo, decía que todavía no estaba preparado, y no fue hasta el año 1991, a la edad de 64 años cuando pensó que ya había llegado el momento.
De los detalles de la grabación Rostropovich dijo lo siguiente:
"Trabajé cinco semanas en la grabación" "Por las noches. En la iglesia del siglo XI de María Magdalena en Vézelay (Francia), una obra arquitectónica increíble en su grandeza, belleza y simplicidad.
¿Por qué por las noches? Porque de día cantaban los pájaros y había muchos turistas.
Comenzaba a las nueve y terminaba a las ocho de la mañana.
Era a principios de marzo, con un frío insufrible hasta para un ruso. Lo hice todo yo mismo, es decir, que yo pedí que se hicieran la grabación y los vídeos.
No colaboré con ninguna empresa discográfica porque, si lo hubiera hecho, tendría la obligación de editar el resultado y ponerlo a la venta. Lo pagué yo porque quería tener la posibilidad de quemarlo todo en caso de fracasar. Fue una obra realizada con el máximo rigor. Pienso que nunca jamás podré volver a grabar a Bach".
Eso es tener respeto a una creación tan colosal.
Frente a ello, nos encontramos con excesiva frecuencia a directores o intérpretes que se permiten maltratar obras creadas por el propio Dios, y así nos encontramos con Novenas, Requiems y títulos que encandilan al público solamente con su anuncio pero que no consiguen contactar ni entrar en las emociones que debería provocar. ¿De quien es la culpa?. Búsquemosla en cualquien lugar menos en el compositor y pensemos en ROSTROPOVICH y su humildad, frente a tanta soberbia y petulancia.
Y no nos equivoquemos al pensar: Es que yo no entiendo mucho de música. Si eres capaz de emocionarte con ella es que entiendes.
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