viernes, 19 de junio de 2020

LA MÚSICA DE NUESTRAS VIDAS (Colabora Pascual Muñoz).

Para poder contar mi experiencia con este disco y todo lo que supuso para mí hay que empezar hablando de Cine, de mi primera juventud y de mi pueblo Águilas y su Cinema Ideal.


Era el año 1962 cuando fui al cine Ideal en Águilas a ver una película, atraído por los actores principales Yves Montand y especialmente Ingrid Bergman.


No sabía nada de ella, como era normal en aquella época salvo su título: No me digas Adios, que en nada se parecía al título original y que quizás me  hubiese dado una pista: ¿AIMEZ VOUS BRAHMS? (Le gusta a usted Brahms).
También actuaba un joven Anthony Perkins, que era el ídolo de una de mis amigas, quien años después se sorprendió al enterarse de que entre los amores de Anthony estaban Rock Hudson, Tab Hunter e incluso Rudoph Nureyev, todo ello antes de casarse en 1973 con Merry Berenson y tener incluso dos hijos.
Anthony murio de Sida en 1992 y su esposa era la ocupante de uno de los aviones en los atentados del 11S.


Pero dejémonos de historias y volvamos a la Música.
Del cine salí obsesionado con una parte de su banda sonora, pero no tenía en mi entorno ni posibilidad ni manera de conocer cual era esa Música que incluso me aprendí.
Cuando dos años después de aquello tuve ocasión de ir a Madrid, entré en la sección de Música Clásica de El Corte Inglés y le dije a una amable dependienta: ¿Usted sería capaz de reconocer una música si yo se la tarareo?. Probemos.


Evidentemente la reconoció inmediatamente, como no podía ser de otra manera.
Aquello que llevaba en mi mente ya más de dos años, era EL TERCER MOVIMIENTO, POCO ALLEGRETTO, DE LA TERCERA SINFONÍA DE BRAHMS.
Han pasado años, y no puedo entender como no se nace con esa Música incrustada en los genes.

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