El 30 de noviembre de 1954 fallece en Baden Baden Wilhelm Furtwängler, director de orquesta y compositor alemán, considerado uno de los más notables del siglo XX.
Furtwängler era visto con malos ojos por las autoridades nazis, incluso se lo consideró entre los posibles conspiradores del complot del 20 de julio de 1944 para matar a Hitler.
Escapó a Suiza poco después de un concierto en Viena con la Orquesta Filarmónica de Viena el 28 de enero de 1945. En aquel concierto dirigió una versión de la Sinfonía nº 2 de Brahms que fue grabada en cinta y es considerada como una de sus grandes versiones.
Tras la guerra, las grabaciones radiofónicas fueron confiscadas por la Unión Soviética, que en 1990 devolvió una copia a la República Federal de Alemania.
Yo sabía que Alemania se encontraba en una terrible crisis; me sentía responsable por la música alemana, y que era mi misión el sobrevivir a esta crisis, del modo que se pudiera. La preocupación de que mi arte fuera mal usado como propaganda ha de ceder a la gran preocupación de que la música alemana debía ser preservada, que la música debía ser ofrecida al pueblo alemán por sus propios músicos. Este público, compatriota de Bach y Beethoven, de Mozart y Schubert, aun teniendo que vivir bajo el control de un régimen obsesionado con la guerra total. Nadie que no haya vivido aquí en aquellos días posiblemente pueda juzgar cómo eran las cosas. ¿Acaso Thomas Mann [quien fue crítico de las acciones de Furtwängler] realmente cree que en la Alemania de Himmler a uno no le debería ser permitido tocar a Beethoven? Quizás no lo haya notado, pues la gente lo necesitaba más que nunca, nunca antes anhelaba tanto oír a Beethoven y a su mensaje de libertad y amor humano, que precisamente estos alemanes, que vivieron bajo el terror de Himmler. No me pesa haberme quedado con ellos. Citado de The Furtwängler Record de John Ardoin.
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