martes, 8 de enero de 2019

YA ESTÁ EL LISTO....

«Manos frías, corazón caliente» 
 Aunque muchos se empeñen en utilizarlo como un termómetro que mide la intensidad del amor que siente una persona por otra, la verdad es que nada tiene que ver el dicho «manos frías, corazón caliente» (ni su variante, «manos frías, corazón ardiente») con los asuntos sentimentales.
Nuestro organismo es homeotermo y, por lo tanto, se va autorregulando para que los órganos vitales de nuestro interior se mantengan a una temperatura constante alrededor de los 37 ºC.
Cuando hace frío exterior y la sangre que circula por nuestras venas lo nota, comienza un proceso que se conoce como vasoconstricción (contraer los vasos sanguíneos, o sea, las venas) que provoca que llegue menos sangre a nuestras extremidades (pies y manos), que son las primeras partes del cuerpo que se nos enfrían cuando bajan las temperaturas.
Gracias a que las manos estén frías, nuestro órgano más vital (el corazón) se puede mantener caliente, todo un fantástico proceso fisiológico que no se sabe cómo se trasladó al campo sentimental.
(Fuente: Ya está el listo que todo lo sabe. Alfred López).

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