El 13 de noviembre de 1868 fallece en Paris Gioachino Rossini, compositor italiano.
Su popularidad le hizo asumir el «trono» de la ópera italiana en la estética del bel canto de principios del siglo xix, género que realza la belleza de la línea melódica vocal sin descuidar los demás aspectos.
El grado de dificultad vocal de las óperas rossinianas es tan extremo que, desde mediados del siglo xix hasta la década de 1970, muchas de sus obras eran prácticamente imposibles de cantar.
En la actualidad destacan como tenores especializados en Rossini como Juan Diego Flórez, Javier Camarena.
A su fallecimiento, Giuseppe Verdi convocó a los mejores compositores italianos a componer una misa de Réquiem en honor del Cisne de Pésaro (forma poética con la que se denomina a Rossini). Dadas las circunstancias políticas adversas, no se estrenó esa obra y Verdi usó su contribución, el «Libera me», en su propio Requiem, dedicado a Alessandro Manzoni.
El director Helmuth Rilling ha exhumado y grabado la obra en la actualidad.
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