El 8 de septiembre de 1841 nace Antonin Leopold Dvorak, compositor natural de Bohemia —territorio entonces perteneciente al Imperio austrohúngaro—, posromántico y considerado el principal representante del nacionalismo checo en la música.
Está considerado como uno de los grandes compositores de la segunda mitad del siglo XIX.
Sin perder una amplia proyección internacional, supo extraer las esencias de la música de su tierra natal.
En 1873 saltó a la fama con su composición Himno Patriótico, de hondo calado nacionalista. Ese mismo año obtuvo el reconocimiento internacional con su colección de Danzas eslavas.
En el verano de 1874 consiguió una beca del gobierno austriaco de 400 florines en mérito a las composiciones que presentó.
Visitó Inglaterra en nueve ocasiones, generalmente para presentar y dirigir su propia música, la primera fue en 1884, cuando fue nombrado miembro de honor de la Sociedad Filarmónica de Londres.
Invitado por Chaikovski estuvo en San Petersburgo y Moscú ejecutando sus propias obras.
Una etapa singular de su vida fue la que pasó en Estados Unidos. Jeannette Thurber, fundadora del Conservatorio de Nueva York, le ofreció la dirección del centro, lo que le determinó a trasladarse allí en 1892. Bajo la influencia de los espirituales negros y de la música popular compuso la Sinfonía del Nuevo Mundo y el conocido Cuarteto americano. Regresó a su país en 1895 para hacerse cargo de la dirección del Conservatorio de Praga. Aquí murió de una congestión cerebral el 1 de mayo de 1904.
Si bien su obra más representativa es la Sinfónia nº 9 (Del Nuevo Mundo), nosotros en esta ocasión hemos querido homenajearlo con otra de sus grandes composiciones: Su impresionante Stabat Mater.
No hay comentarios:
Publicar un comentario