RELOJ NO MARQUES LAS HORAS

Seguro que todos los que hemos asistido a la Comida de Fin de Curso de La Décima, hemos lamentado que el reloj corriera de forma inexorable y que tras cuatro horas de una hermandad que solo es posible entenderla para quienes lo vivimos, y que nos resistimos a intentar explicar, siendo la necesidad de ajustarnos al horario de los camareros ha hecho que pusiéramos fin.

Una hermandad que surge por decisión propia, sin ningún tipo de imposición ni influencia sanguínea pero que tiene tanta fuerza como si así lo fuese.

A lo largo de la Convivencia han surgido muchas cosas, que nos ha sido posible compartir por ese regalo que todos hicimos a nuestro compañero Pascual en Navidad, y que Pedro se ha ocupado de materializarlo, y es que no se puede estar en una reunión sin una buena amplificación que se imponga sobre las muestras de alegría en el encuentro, y eso que nos estamos viendo casi a diario, pero las ocasiones son las ocasiones.

Hemos aludido a todo lo que cada uno ha tenido ocasión de aprender de los demás en estos muchos años de amistad, y en eso consiste la Amistad, algo de la que todos hemos hecho Gala en momentos en que ha sido necesario demostrarlo.

Para colmo de sensaciones, hemos decidido adelantar por dos días el cumpleaños de nuestra amiga Carmen Barroso para poder celebrarlo conjuntamente con una esplendida tarta regada con un  cava extremeño.

Magnífica asimismo la comida, como es habitual si tiene el toque de Extremadura, tierra generosa donde las haya, y que ha tenido su colofón con Pedro subiendo a ese hipotético escenario para interpretar la composición de Serrat, Cantares, mostrando una de sus habilidades hasta ahora escondida.

Ya hemos quedado emplazados para lugar y detalles de la Comida con la que recibiremos el Curso 2018-2019, pero eso será otra Historia de la que tendremos ocasión de hablar.

Por el momento, paladeemos con fruición lo de hoy.

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