Deseosos de conocer el nuevo espacio escénico que se abre a la ciudad de Sevilla en la Cartuja, varios de nosotros acudimos a la invitación para asistir a un "¿Ensayo?" de la ROSS.
Hemos de aclarar que, siempre bajo nuestra opinión de aficionado y no de experto, aquello era básicamente una prueba de sonido, en la que hacían falta espectadores para rellenar espacios para la acústica, si bien la afluencia se notaba escasa ante un espacio de una dimensiones tan colosales.
Desde la zona alta donde nosotros nos ubicamos, los 70 músicos que había, aparecían diminutos y perdidos en un escenario que, en música sinfónica, solo se nos ocurre que se llenaría en alguna medida con la interpretación de la Sinfonía Alpina.
El sonido, evidentemente llegaba, pero no se apreciaba ni se disfrutaba de la calidad que es de desear, quedando claro que si la ROSS quiere explorar otras alternativas al Maestranza, puede tenerlo francamente complicado, siempre que se exija una mínima calidad.
El director, quien por cierto ya lleva años en nuestra ciudad como para haberse enriquecido con nuestra lengua, daba instrucciones a un técnico del teatro, suponemos que indicando la conveniencia de cerrar con paneles el escenario por los laterales, el fondo y no sabemos si por el techo, ya que según manifestó, los propios músicos no se escuchaban entre ellos.
Evidentemente, todo esto no sucederá con otras manifestaciones artísticas, donde el sonido es amplificado y los músicos tienen el retorno de sonido en el mismo escenario.
Proponemos la escucha de una de las pruebas que se hizo, con el comienzo de la 5ª de Beethoven, que el maestro Ashelrod interpreta y así lo explicó como la "llamada del hombre", y no la del destino.
No hay comentarios:
Publicar un comentario