viernes, 16 de diciembre de 2016

LUDWIG VAN BEETHOVEN

El 16 de diciembre de 1770 nace en Bonn Ludwig van Beethoven, compositor, director de orquesta y pianista alemán.
Su legado musical abarca, cronológicamente, desde el Clasicismo hasta los inicios del Romanticismo musical. Es considerado generalmente como uno de los compositores más preclaros e importantes de la historia de la música y su legado ha influido de forma decisiva en la evolución posterior de este arte.
Su arte se expresó en numerosos géneros y aunque las sinfonías fueron la fuente principal de su popularidad internacional, su impacto resultó ser principalmente significativo en sus obras para piano y música de cámara.
Beethoven pasó los últimos años de su vida casi totalmente aislado por la sordera.
Su último gran éxito fue la Novena sinfonía, terminada en 1823. 
El 24 de marzo de 1827, Beethoven recibe la extremaunción y la comunión según el rito católico. Su hermano Nikolaus Johann, su cuñada y su admirador incondicional Anselm Hüttenbrenner le acompañaron al final, ya que sus pocos amigos habían salido a buscar una tumba.
Sus últimas palabras fueron dirigidas al vino del Rin que llegó después de mucho esperar el encargo, que se esperaba surtiera buenos efectos sobre la salud del músico: «Demasiado tarde, demasiado tarde...».
Hüttenbrenner relató los últimos momentos del compositor el 27 de marzo de 1827 de la siguiente forma: Permaneció tumbado, sin conocimiento, desde las 3 de la tarde hasta las 5 pasadas. De repente hubo un relámpago, acompañado de un violento trueno, y la habitación del moribundo quedó iluminada por una luz cegadora. Tras ese repentino fenómeno, Beethoven abrió los ojos, levantó la mano derecha, con el puño cerrado, y una expresión amenazadora, como si tratara de decir: «¡Potencias hostiles, os desafío!, ¡Marchaos! ¡Dios está conmigo!» o como si estuviera dispuesto a gritar, cual un jefe valeroso a sus tropas «¡Valor, soldados! ¡Confianza! ¡La victoria es nuestra!». Cuando dejó caer de nuevo la mano sobre la cama, los ojos estaban ya cerrados. Yo le sostenía la cabeza con mi mano derecha, mientras mi izquierda reposaba sobre su pecho. Ya no pude sentir el hálito de su respiración; el corazón había dejado de latir.
Proponemos la escucha de su impresionante Misa Solemne, con la dirección de Christian Thielemann.

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