martes, 22 de septiembre de 2015

CUANDO PENSABAS QUE NO TE VEÍA.

Hay un viejo y conocido refrán español que dice:
Predicar con el ejemplo es el mejor argumento.
Casi todos nosotros, excepto aquellos más jóvenes que tienen la amabilidad de leernos y lo hacen con sus propios hijos,  nos encontramos en la fase de educar a nuestros nietos, con mayor o menor dedicación en función de nuestras circunstancias personales y familiares.
Puede parecer una tarea complicada pero leyendo los pensamientos de la Madre Teresa de Calcuta, observamos que es muy fácil para aquellas personas que son capaces de llevar una vida coherente y en definitiva, de PREDICAR CON EL EJEMPLO.
Aunque ya posiblemente sea algo conocido por la mayoría, hemos pensado conveniente volver a recordar aspectos básicos de la educación, y hacer las cosas buenas de la vida, incluso cuando pensamos que nuestros nietos e hijos no nos ven.


Cuando pensabas que no te veía, te ví pegar mi primer dibujo al refrigerador, e inmediatamente quise pintar otro. 
Cuando pensabas que no te veía, te vi arreglar y disponer de todo en nuestra casa para que fuese agradable vivir, pendiente de detalles, y entendí que las pequeñas cosas son las cosas especiales de la vida. 
Cuando pensabas que no te veía, te escuché pedirle a Dios y supe que existía un Dios al que le podría yo hablar y en quien confiar. 
Cuando pensabas que no te veía, te vi preocuparte por tus amigos sanos y enfermos y aprendí que todos debemos ayudarnos y cuidarnos unos a otros. 
Cuando pensabas que no te veía, te vi dar tu tiempo y dinero para ayudar a personas que no tienen nada y aprendí que aquellos que tienen algo deben compartirlo con quienes no tienen. 
Cuando pensabas que no te veía, te sentí darme un beso por la noche y me sentí amado y seguro. 
Cuando pensabas que no te veía, te vi atender la casa y a todos los que vivimos en ella y aprendí a cuidar lo que se nos da.
Cuando pensabas que no te veía, vi como cumplías con tus responsabilidades aún cuando no te sentías bien, y aprendí que debo ser responsable cuando crezca. 
Cuando pensabas que no te veía, ví lágrimas salir de tus ojos y aprendí que algunas veces las cosas duelen, y que está bien llorar. 
Cuando pensabas que no te veía, ví que te importaba y quise ser todo lo que puedo llegar a ser. 
Cuando pensabas que no te veía, aprendí casi todas las lecciones de la vida que necesito saber para ser una persona buena y productiva cuando crezca. 
Cuando pensabas que no te veía, te ví y quise decir:
¡Gracias por todas las cosas que ví, cuando pensabas que no te veía! 

 “NO TE PREOCUPES PORQUE TUS HIJOS NO TE ESCUCHAN. TE OBSERVAN TODO EL DIA”. Madre Teresa de Calcuta

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