El 2 de Abril de 1800 se estrena en el Burgtheater de Viena, la primera de las sinfonías de Beethoven, que dedicó al barón Van Swieten, gran melómano y amigo de Mozart.
A pesar de que tiene una estructura muy clásica, la obra fue criticada por su aspecto innovador: la obertura no comenzaba con la tonalidad principal (do mayor), tenía numerosas modulaciones, el tercer movimiento (falsamente titulado Menuetto) era demasiado rápido, etc
La Primera sinfonía es de alguna manera una introducción a todo lo que escribirá Beethoven más tarde: explora en efecto numerosos horizontes a menudo contrastados. Así, se define sucesivamente como lírica y serena (en los dos últimos movimientos), sombría y apasionada (en la introducción lenta), tensa y dramática (en la Allegro inicial), y con patetismo (en el movimiento lento).
Juzguemos todo esto, escuchando a la Filarmónica de Viena en el tan conocido por todos Salón Dorado de la Musikverein de Viena, dirigida por Cristian Thieleman.
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