El 25 de Septiembre de 1906 nace San Petersburgo, Dmitri Shostakovich compositor ruso que vivió durante el período soviético, y uno de los más reconocidos compositores del siglo XX.
Shostakóvich obtuvo fama en la Unión Soviética bajo el patrocinio del jefe de personal de León Trotsky, Mijaíl Tujachevski, pero después tuvo una relación difícil con la burocracia estalinista y con el Partido Comunista de la Unión Soviética (PCUS).
El Partido Comunista denunció públicamente su música en 1936 y en 1948, con esto temporalmente fue convirtiéndose en prohibida. A pesar de ello, con el paso del tiempo recibió halagos por su música dentro de la URSS e incluso reconocimientos del Estado. A pesar de la controversia, su trabajo fue popular y bien recibido.
Para nosotros, la música que resume las cualidades compositoras de Shostakovich es su Sinfonía nº 7 Leningrado, compuesta en el año 1941 dentro la ciudad asediada que en esos momentos eran bombardeada por el ejercito alemán.
La obra fue estrenada en Kúibyshev, la capital temporal de la Unión Soviética durante la batalla de Moscú. Finalmente, el 9 de agosto de 1942 se interpretó en el recinto de la Orquesta Filarmónica en Leningrado, durante el peor momento del cerco a la ciudad.
Fue necesaria una muy meticulosa contrapreparación de artillería para evitar un ataque directo al teatro, donde se encontraba presente la plana mayor del Ejército Rojo, el Partido Comunista y el Gobierno Soviético de la ciudad; además la interpretación se transmitió por radio a todo el pueblo, lo que implicó que también la escucharan los alemanes, quienes intentaron detener la interpretación cañoneando el teatro, sin lograrlo. La obra fue estrenada en Nueva York el 19 de julio de 1942, dirigida por Arturo Toscanini. Las partituras fueron llevadas en microfilmes en el apogeo de la batalla del Atlántico. La interpretación fue grabada y enviada al autor quien la calificó de trabajo "torpe y chapucero". Sin embargo fue un gran éxito y tuvo más de mil interpretaciones en los Estados Unidos durante la guerra, transformándose -también en occidente- en un símbolo de la lucha del pueblo soviético contra el fascismo.
Reconoceréis con nosotros, que solo esta historia ya justifica la audición de esta gran Sinfonía, así que buscad un hueco en vuestra quehacer diario y entrad en el Leningrado asediado. Os aseguramos que el ambiente se puede respirar en la música. Haced la prueba.
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