Nos contó múltiples anécdotas e incluso pequeñas manías de algunos interpretes con la luz, aunque solo expondremos lo positivo, como es la gran maestría del maestro Leo Nucci para aprovechar los focos al máximo en su expresión dramática. Por supuesto, no mencionaremos a los que huyen de tales focos.
En el aspecto práctico y ya dentro del escenario con el decorado preparado de Manon Lescaut, nos mostró en una secuencia de un minuto el oscurecimiento de la primera escena desde el amanecer hasta la caida de la noche que en la representación transcurre a lo largo de los 40 minutos del primer acto.
Toda una experiencia que nos ayudará a entender y valorar aún más ese importante componente de la representación operística.
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